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viernes, 18 de octubre de 2013

Fuga de gas y corte de suministro por tres meses

En el edificio ubicado en Plaza Italia n° 163 cortaron el gas por una denuncia de fuga y no reanudarán el servicio hasta fin de año. Los vecinos de los 65 departamentos de la torre están furiosos.

Por Renso Valentini

Una cocina eléctrica, otra que funciona con tubos de butano y una hornalla con garrafita recargable como alimentación funcionan como la improvisada maquinaria de cocción de tres estudiantes. El horno que usaban, ahora cumple funciones de alacena; la parte superior, donde están las apagadas hornallas, sirve (casi como una extensión de la mesada) para apoyar el microondas, que completa el kit de emergencias necesario para sobrevivir tres meses sin gas natural.

-Nos las arreglamos bastante bien con esto para cocinar. También tenemos esta pava eléctrica- dice Chapa, mientras vuelca su contenido en un termo-, así que te puedo ofrecer mate. ¿Amargo?

Chapa se llama en realidad Juan Ignacio, tiene 23 años y vive junto a dos amigos (Juan Ignacio “Juani” y Nicolás) en un departamento de primer piso del edificio de Plaza Italia n° 163. Hace un mes que el suministro de gas a las 65 unidades funcionales de la torre está suspendido.

-A principios de septiembre, nos desayunamos con la noticia que la gente de Camuzzi había cortado el servicio, luego de verificar la instalación a causa de una denuncia de fuga.

El calefón custodia la cocina colgado desde una pared, apagado.

-Diez días después del corte, fui a la inmobiliaria y les planteé la situación. El empleado me dijo que hablaría con el dueño y que éste, aunque “no le corresponde”, no tendría problema en comprar un termo eléctrico nuevo para instalar en el departamento. Quedó en llamarme para confirmarlo, pero no lo hizo.

Al no tener gas, tampoco tienen agua caliente, por lo que deben bañarse en casas de amigos.

-Los pibes del 14 son amigos de nuestro pueblo. Tienen una ducha eléctrica, que se instala directamente en la bañera. Nos bañamos ahí o en el departamento de algún otro amigo que viva cerca.

Cuenta que la semana pasada volvió a la inmobiliaria, donde lo atendió otro empleado. Le contó lo mismo que al primero, obteniendo idéntica respuesta. Chapa le pasó el número de la administradora del consorcio, quien le había informado que estaba hablando con las inmobiliarias para que instalaran termos o duchas eléctricas.

-Nunca la llamó, ni a mí. Hoy volví a ir. Me dijeron que el dueño no iba a comprar nada, que no le correspondía y que era responsabilidad del consorcio.

El mate ya fue dejado de lado. En la play, el Chelsea de este cronista es goleado escandalosamente por el Barcelona del entrevistado. El bullicio de Plaza Italia entra por la ventana: hordas de colectivos se mezclan con miles de autos que vuelven a casa luego de un día laboral. Es el embotellamiento que todas las tardes, puntualmente, se presta a decorar este departamento, como un mural. Bocinazos, aceleradas y alguna que otra puteada entre viajeros no parecen interrumpir la concentración del local. Ensimismado en el juego, recorre medio campo con la pelota a los pies de Messi y define picándola sobre el arquero. La tiene clara.

-El gasista y sus dos asistentes arrancan a trabajar temprano, en la mañana. Todos los días me despierto con el ruido de los martillos. Lo que están haciendo ahora es cambiar el tramo de colector desde la cabina de regulación, en el subsuelo, hasta el primer piso, que es donde se encuentra la primera de las diecisiete cabinas de medidores. En la nota que me envió la administración del consorcio dice que las tareas incluyen: “Colocación de cañería en el piso del hall de entrada, engrampado sobre el techo del sótano, salida sobre planta baja al exterior hasta primer piso, prueba de hermeticidad. Luego tienen que tramitar en Camuzzi para la aprobación ocular y parcial de esta parte del colector. Después, tapar la cañería y rehacer el piso”. Pero esto no termina acá. Si la gente de Camuzzi aprueba el tramo, tienen que “desamurar y desarmar el colector existente del primer piso al diecisiete, desconectar todos los medidores de gas, reemplazar las piezas dañadas, rearmar el colector y amurarlo, conectar los medidores para su aprobación ocular”. Un amigo que es abogado está redactándome una nota para presentar en la inmobiliaria. La semana que viene la llevo. Si no te quejás por escrito, te patean de acá para allá y nadie te da respuesta.

No es la primera vez que sufren cortes de servicios en este edificio, construido hace cuarenta años. Cada tres o cuatro meses tienen corte total de agua para reparar desperfectos en algún departamento. Las instalaciones originales ya están obsoletas y las llaves de paso no funcionan.

Estos tres estudiantes pagan dos mil quinientos pesos por el alquiler del departamento de dos habitaciones, living comedor, cocina, baño y terraza en el primer piso. Además de los servicios, mensualmente abonan quinientos cuarenta y cinco pesos. Es espacioso y está ubicado en pleno centro de La Plata, lo que los beneficia en términos de transporte; pero la contaminación sonora y aérea es altísima. También son notorias las falencias de infraestructura que padece la torre: tres meses sin gas son el mayúsculo ejemplo.

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